jueves, 27 de junio de 2013

Los libros también son para el verano

He terminado de comer. Hace mucha calor en la calle. Me siento en mi sillón preferido. Dejo que mis ojos se cierren un ratito. Encima de la mesa está ese libro. Mis manos lo cogen sin pensar y lo abren por donde asoma el marcapáginas. En un momentito ya no estaré en mi sillón, ya no habrá calor en la calle, ya no escucharé el repiqueteo del levante en mi ventana. Mis ojos recorrerán un renglón tras otro... La magia de la lectura habrá comenzado.


¡Felices vacaciones!